Publicado el martes 14 de abril de 2015
La Conservadora tiene un tamaño capaz de almacenar el equivalente a ciento cincuenta tomates y se diseñó para evitar que los alimentos que se venden en la vereda o en ferias al aire libre se pudran. Para ello, Quang Truong elaboró un sistema de placas de aluminio que utiliza agua y luz solar para mantener la temperatura baja dentro del recipiente.
Según explicó, seis litros de agua permiten una refrigeración de doce horas y es lo único que se necesita. Su bajo costo, sumado al hecho de que no tiene ventiladores ni partes frágiles, convierte al invento en una de las formas más eficientes de distribuir frutas y vegetales. La inversión se recupera a los dos meses con las ganancias extra que se obtienen mientras que se evita, a nivel mundial, estar tirando comida a la basura.