Publicado el martes 31 de marzo de 2015
Acusaron a la empresa de recolectar datos de los navegantes sin previo consentimiento, para enviarles publicidades personalizadas.
Por su parte Google había presentado una apelación donde sostenían que la justicia británica carecía de competencias necesarias para poder tratar el funcionamiento de sus navegadores. La Corte de Londres desestimó el escrito y ratificó que cualquier ciudadano del país puede demandar a la empresa si considera que se manipuló su información privada o se uso de forma indebida.