Publicado el martes 4 de noviembre de 2014
Los investigadores llegaron a la conclusión de que cada habitante del planeta genera una media de siete kilos de basura electrónica y los cálculos prevén que en los próximos tres años esos residuos aumenten en un tercio, según datos de Naciones Unidas.
La basura per cápita producida varía según la riqueza y conciencia ambiental de cada país. Va desde los 63 kilos que genera un catarí, pasando por los casi 30 de un norteamericano, los 23 de un alemán, los 18 de un español, los 10 de un argentino, los 7 de un brasileño o los 620 gramos de un maliense.
Muchos aparatos electrónicos, que tienen una vida cada vez más corta, están cargados de metales pesados muy dañinos para la salud. Materiales como el plomo, el mercurio, el cadmio o el zinc pueden ser una fuente contaminante a largo plazo si no se los recicla de forma adecuada.
La Oficina de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), con sede en Viena, calcula que en 2016 los países en desarrollo producirán ya más basura electrónica que los industrializados. Un desafío añadido porque esas naciones cuentan con menos medios para abordar el problema.
Para dar una respuesta a esta situación, la ONU lanzó la Iniciativa StEP, con el objetivo de promover la reutilización y aumentar el ciclo vital de los productos electrónicos.