Publicado el lunes 9 de mayo de 2016
El Planetario de Buenos Aires dispuso de sus aparatos y técnicas de filtrado de luz para el avistaje de este notable y poco frecuente fenómeno astronómico. Si bien no se vio a simple vista, con la ayuda de telescopios y técnicas especiales se pudo disfrutar de este show en el cielo.
El tránsito de Mercurio, el planeta más pequeño, se pudo ver de manera óptima en Argentina y toda Sudamérica, aunque no en Oceanía ni Asia. Tuvo una duración de seis horas y media y se dio gracias a un alineamiento casi perfecto entre el planeta, la Tierra y el Sol.
Se tomaron medidas especiales para no sufrir lesiones oculares irreversibles. Para eso, se usaron gafas y telescopios apropiados.