Publicado el viernes 30 de octubre de 2015
Luego de 10 años de sequía, las abundantes precipitaciones provocaron la aparición de una gran cantidad de semillas que se encontraban en estado latente para germinar, en uno de los desiertos más áridos del planeta.
Cada cinco o seis años se produce un período de “adormecimiento” en el cual las plantas deben soportar grandes sequías y cambios extremos de temperatura. Debido al inusual rango de lluvias, este año, la floración ocurrió dos veces: una en primavera como es habitual y otra entre abril y mayo.
Para el turismo, el fenómeno resultó beneficioso ya que registro un aumento del 40%. El encargado del Banco Base de Semillas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Pedro León Lobos, dijo que “la ausencia de heladas y precipitaciones generaron el desierto florido más intenso desde 1997”