Publicado el jueves 15 de octubre de 2015
Sus peculiares características la hacen víctima de un comercio ilegal.
Miles mueren cada año a mano de cazadores que los persiguen por sus cascos que luego venden a China. Entre 2012 y 2014, 1111 ejemplares fueron confiscados de manos de contrabandistas en la provincia occidental de West Kalimantan, en Indonesia. El investigador Yokyok Hadiprakarsa estima que cada año se matan a 6000 en el Este de Asia.